Publicado en Diario Las Américas el 20 de junio de 2017 -
20:06 - Por LUIS LEONEL LEÓN -
@LuisLeonelLeon
(Entrevista realizada de conjunto con los periodistas Osmín Martínez, Iliana Lavastida y Jesús Hernández)
(Los opositores Antonio Rodiles y Ailer González por JJ Blanco)
Entre las voces de la
oposición cubana en la isla resaltan Antonio Rodiles y Ailer González, miembros
de la directiva del Foro por los Derechos y Libertades e impulsores del
proyecto Estado de Sats, que visitan Miami estos días.
Acerca de la visión que tienen sobre
el presente y el futuro de Cuba, DIARIO LAS AMÉRICAS conversó
con Rodiles y González, teniendo en cuenta las nuevas medidas del Gobierno
estadounidense hacia el régimen cubano, que fueron planteadas por el presidente
Donald Trump el pasado viernes.
-Comentan que el régimen de
Castro podría retomar la retórica antiimperialista y parapetarse en su
trinchera absolutista para reforzar la dictadura ¿Creen que ese discurso vuelva
a funcionar?
Antonio Rodiles: No va a
funcionar igual. Y hay que ver si el régimen se va a atrever a hacerlo. Ellos
no tienen un colchón detrás. En Venezuela puede pasar cualquier cosa en breve.
Y no tienen donde parasitar. Estamos viendo que tratan a Trump con tremenda
cautela. Ahora asumen la clásica postura del guapo de barrio que de momento le
dice al otro ‘No te pongas así, nosotros no tenemos por qué caer en esta
situación, quién te dijo que tú me caes mal’. Es tratar de apaciguar la cosa.
Hay que ver qué va a pasar. Ellos tienen mucho control en el país y sólo
podemos saber cuán débiles o fuertes están por la forma en que actúan, y hasta
ahora esa cautela nos dice que no se sienten confortables con lo que está
pasando.
Raúl Castro tiene 86 años y existe
la probabilidad de que se encuentre en el ocaso de su vida. ¿Cuál sería el
escenario que avizoran en Cuba tras su desaparición física?
AR: El régimen no
ha creado un líder que pueda suceder a Raúl Castro ni a su élite. Han dado
pasos, como remover a todas las personas de más de 60 años, sacar a los viejos
generales del Ejército y ponerlos en funciones periféricas pero no con mando de
tropas. Todos esos pasos estaban destinados a crear una nueva red de lealtades
que no fueran a crearle conflictos a Alejandro Castro Espín [hijo de Raúl
Castro]. Me llamó mucho la atención que movieron a Abelardo Colomé Ibarra
[General de Cuerpo de Ejército, cuya renuncia se anunció el 26 de octubre de
2015] que no es un individuo que va a aceptar que Castro Espín le ordene como
si él fuera cualquiera. No va a suceder. La frase “sin prisa pero sin pausa”
ellos la decían en serio. Al tener un colchón económico, tener la política
permisiva de la administración Obama, pensando que los demócratas iban a quedar
en el poder, porque contaban con que Hillary Clinton ganaría la Casa Blanca.
Ellos decían ‘esto es poco a poco, lo podemos hacer sin una perturbación
grande’. Pero ahora la situación es muy diferente. Tienen un escenario sin
nada, todo se les fue de momento. En América Latina ha cambiado el panorama,
Venezuela está en crisis, la posición de la OEA es diferente y EEUU actúa de
forma distinta. Este tipo de régimen [totalitario] necesita vender futuro a sus
adeptos y ahora no pueden prometer nada. Ahora hay que decirle al régimen ‘se
acabó tu tiempo, afuera, y vamos a una transición democrática y no hay más nada
que hablar’.
¿Podría este cambio brusco de
la política de Washington hacia La Habana provocar que la línea del régimen
cubano le reclame a Raúl Castro por haberse sentado a negociar con el Gobierno
de EEUU?
AR: En Cuba
no hay línea dura ni línea blanda. ¿Tiene poder Machado Ventura o Esteban Lazo?
Sólo hay personajes con un guion establecido. Cuando necesitan que hablen en
una dirección los llaman y cuando necesitan que se hable en otra dirección
llaman a otro personaje. El poder en Cuba lo tienen la Seguridad del Estado,
Raúl Castro y el grupito cerrado de sus generales. El resto es paisaje.
Ailer González: Al
castrismo nunca lo han apretado de verdad. Hay que llevarlos contra la pared
para demostrar lo que realmente son. No son guapos ni son suicidas. Son unos
mafiosos. Meten la guapería cuando miden que el adversario es un flojo. Pero
cada vez que están arrinconados viene alguien y les da una mano de alguna
forma. Nunca se ha tenido una política férrea contra ellos.
AR: Creo
que el problema de Venezuela al final va a arrastrar a Cuba. Los cubanos
[asesores] que están en Venezuela, que no quieren que ese escenario
[antigobierno] se transporte a Cuba, van a presionar a los militares
venezolanos para llevar la situación al extremo. Saben que si en Cuba la
situación vuelve a ser como la de los años 90, se va de las manos porque la
gente no está en condiciones de aceptar lo que se aceptó en aquella ocasión.
Raúl Castro no tiene el liderazgo que tenía Fidel, que tenía a la gente como en
una especie de zafarrancho de combate todo el tiempo. Eso ya no existe. Lo
mejor es que las cosas se resuelvan mediante negociaciones políticas, pero una
negociación real que acabe con la dictadura.
-Teniendo en cuenta el
escenario actual, ¿cómo podría la oposición impulsar a los cubanos hacia la
democracia?
AR: Hay que
explicarles que el cubano no merece algo menos que ser libre. Ese es el
concepto.
-¿Y conocen los cubanos el
significado de libertad tras 58 años de totalitarismo?
AR: Eso es
lo que hay que explicarles: en qué consisten todos sus derechos y libertades.
Tienen que saber que no es sólo tener una licencia para vender croquetas y
refrescos instantáneos, aunque luego el régimen se la quite cuando le dé la
gana. Que sepan cómo funciona el mundo real y lo que nosotros necesitamos como
cubanos.
-¿Cómo explicar el significado
de los derechos humanos cuando no los conocen?
AR: Nosotros
siempre en Cuba mezclamos los derechos humanos con la vida cotidiana. Hay gente
que nos dice que el concepto de los derechos humanos es algo muy abstracto. Los
derechos humanos no tienen nada de abstracto. Los derechos humanos y las
libertades van parejos. Entonces, si no tenemos derecho a poder montar un
negocio, nos están violando las libertades económicas. Y si nos ponen un
impuesto alto y no nos gusta, debemos tener el derecho de ir a la calle y
protestar para decir bájame el impuesto, que es la forma en la que las
sociedades democráticas establecen la relación entre el ciudadano y el poder. A
la gente hay que explicarle toda esa dinámica para que la entienda.
AG: Los
cubanos no somos diferentes a los demás seres humanos. Mi responsabilidad
individual es luchar por lo que a mí me toca. Hay que confiar un poco en que el
cubano tiene esa capacidad, aunque adormecida. El cubano tiene en su interior
la chispa de la libertad, de sus derechos como todos los seres humanos. Hay que
confiar en la gente. Cuando ves que algo que explota, que la gente sale en
defensa de alguien que es detenido injustamente, nos damos cuenta que la gente
se cansa y reacciona a la injusticia. Y eso va en aumento, a medida que se
acentúe la crisis social.
-¿Cómo se percibe el grado de
inconformidad popular en un país donde el totalitarismo no permite la libre
expresión?
AG: Ahora
mismo no se puede medir lo que piensa o siente el cubano, ni siquiera a través
de encuestas, porque no hablan con libertad. Viven bajo ese miedo. Pero el día
que la gente pierda el miedo, nos va a sorprender.
AR: El pueblo
sabe que el Gobierno no funciona bien y dice también que mientras ellos estén
ahí nada va a cambiar. Hay un conocimiento popular que asume las cosas así y
todos saben que hay un costo alto por enfrentarse al régimen. No es solamente
ir a la calle a protestar, sino también hablar y por eso actúan con cautela.
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