El actor y humorista cubano Osvaldo Doimeadiós: entre el drama y la comedia


 
(Muy pronto en "Café Fuerte" una segunda parte de esta conversación, donde charlamos sobre el legado del gran humorista cubano Álvarez Guedes, marginado por el oficialismo en Cuba y escuchado a ocultas, el humor en el contexto cubano actual, el intercambio cultural CUBA-USA que existe prácticamente en un solo sentido, y otros temas) 

LUIS LEONEL LEON / DIARIO LAS AMERICAS / vie nov 29 2013 09:34

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El actor cubano defiende ambos géneros y cuenta cómo surgieron sus personajes.

Osvaldo Doimeadiós, uno de los más queridos actores cubanos contemporáneos, creador de personajes como Margot o Mañeña, estuvo en Miami por unos días para representar la obra Ana en el Trópico y antes de volver a La Habana concedió una entrevista a DIARIO LAS AMERICAS.

¿Por qué el humor para empezar?

Desde mis años de estudiante en el Instituto Superior de Arte sentí una profunda preocupación por el humor. Algunos estudiantes nos agrupamos en Sala Manca, grupo con que la gente se divertía y donde aprendimos mucho. Algunas personas nos ubicaban peyorativamente solo en el humor, pensaban que era una manera de perder el tiempo y no tomarnos la carrera en serio. Después la televisión me catapultó a un gran público. Con el humor pude conocer muchos tipos de públicos, entrenarme y probarme en teatro, TV. Siempre tuve inquietudes como actor y traté de romper el molde de únicamente humorista con el que algunos me clasificaron. En la vida no somos de un género dramático, humorístico o tragicómico. Las cosas se van mezclando como los sabores de las comidas. He defendido entrar y salir del humor y viajar con la biografía de los personajes.

¿Cómo un actor descubre que es cómico?

Tiene que ver con la manera de reaccionar. El humor sobre todo es reacción ante un contexto. Un ritmo interno muy localizado en cierta manera de tu intervenir. Es como un lente que mueves y ves cosas. Es descubrir cosas que están ahí y que quizás la gente no vio. Una manera de aguzar el ojo y el oído.

¿Cómo creas tus personajes?

A veces una manera de hablar, o su configuración externa te da la idea para construir el personaje. Muchos han empezado jugando. En mis años iniciales con el grupo Sala Manca, en fiestas jugábamos a hacer personajes que iban teniendo una historia, y luego los ubicábamos en situaciones y contextos. Otros han surgido con la urgencia de la TV, y hay que inventarlos con oficio. Y también tiene que ver con el tipo de humor que escojas para el personaje. Cada uno tiene su propio sistema, su manera de comportarse, de asumir un tipo de humor. Los personajes están como gravitando. Nacen de la observación.

¿Margot tiene como 20 años? La conocí en un festival de Matanzas. La señora me contó su historia y esa misma noche empecé a hablar como ella, a mezclar su historia con todo lo que se me ocurrió.

¿Y Mañeña? En un espectáculo con el grupo Pagola la Paga, ella era la guía de un viaje de la máquina del tiempo cubana, en el 2005. Y la verdad no tuvo tanta incidencia. Pero 5 años después cuando vine a Miami y proyecte el video de aquella actuación. A un productor de TV le encantó y me pidió hacerlo. Lo escribí con Jorge Luis Sánchez Noya, lo armamos con los aditamentos que acá encontré, pues jamás pensé en volver a hacer ese personaje. La perspectiva era que estuviera en Cuba y que desde allá tratara de comunicarse con los de Miami, que viviera entre el allá y el aquí, tratando de resolver cosas para su vida, intentando venir a EEUU. Desde el principio funcionó de forma impresionante, una gran sorpresa.

Un humorista se burla de casi todo. ¿Sientes que hay cosas de las que no te puedes burlar?

Creo que hay cosas de las que uno no se debe burlarse, sobre todo en la zona del humor negro, con los defectos físicos. Un buen humorista no es el que se burla de todo. Hay detalles que pueden lastimar y las personas que van a verte a un lugar, que pagan por ti, no tienen por qué salir heridos, deben salir felices, pues van a compartir y armonizar un momento contigo. De eso se trata.

¿Has querido alguna vez burlarte de algo y no has podido?

A todos nos ha pasado en algún momento. De pronto se me ha ocurrido un chiste y me digo que no, porque me voy a enredar. Trato de no autocensurarme y hacer todo lo que se me ocurre. Y entonces el camino está en cómo uno aborde los temas, sobre todo los más escabrosos de nuestra realidad, que me duelen y puede ser muy difícil tocarlos. Pero hay que romper la solemnidad, la hiperseriedad del poder, y con la suspicacia del humor se pueden trasgredir esas zonas.

¿Qué es lo más importante del humor?

El humor salva, sobre todo nos salva del vacío. Es el arte de armonizar en la risa a gente de diversos tipos. Poder llenar un teatro o tener a tanta gente frente a un televisor, poder darle felicidad un par de minutos, que la gente pueda soltar las amarras, sobrepasar su estrés cotidiano. Cuando lo hago y siento que sucede, me hace crecer como ser humano, y es para mí lo más significativo.

¿Cómo es vivir entre el drama y la risa?

Son dos caras de la misma moneda. Cuando las cosas son en extremo dramáticas, se pueden volver humorísticas. Y con el ejercicio continuando del humor, hay cosas que pueden volverse muy dramáticas. Por eso creo que deben insertarse y viajar juntas. No somos de una sola manera. Tenemos altos y bajos, luces sombras, cosas buenas y malas. Somos seres imperfectos y en medio de nuestras imperfecciones hay cosas que se pueden volver muy graciosas. Devolver eso como espectáculo, en drama o comedia, es muy importante.


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