Los ojos negros de Rosa María
Luis Leonel León
(EL NUEVO HERALD, jueves 14 de noviembre, 2013)
@luisleonelleon
(Foto cortesía del amigo Orlando Luis Pardo Lazo, tomada en La Habana a pocos días de la muerte de Oswaldo Payá)
La revista People en Español la seleccionó entre las 25 mujeres
latinas más poderosas. En una lista donde confluyen Jennifer López, Sofía
Vergara, Kate del Castillo, Lupita Jones, Paulina Rubio, la Doctora Polo y
otras celebridades sobre todo del entretenimiento y la farándula: salta a la
vista esta joven que no diseña joyas, no es empresaria ni protagonizarealities,
ni grita o llora en las telenovelas. Por el contrario: contiene lágrimas
inmensas que adoraría secuestrarle la televisión. No pocos lo han intentado,
desde Bayly a María Elvira, pero sus ojos negros se quedan fijos, temblando por
dentro. Solo lloran en la soledad. Y ese quizás sea su mayor poder.
Paradoja del destino, su imagen se hizo popular por un terrible suceso
que marcó su vida y su mirada, quizás para siempre: el 22 de julio del pasado año su padre, Oswaldo Payá Sardiñas, líder del Movimiento Cristiano de Liberación,
y su colaborador Harold Cepero, perdieron la vida en una solitaria carretera
rural.
Las autoridades cubanas dicen que fue un “accidente de tránsito”,
donde estos dos cubanos murieron y se salvaron los dos extranjeros que los
acompañaban: el político sueco Jens Aron Modig (que dormía en el momento del
impacto y luego vivió 8 días de kafkiana reclusión en La Habana) y el español
Angel Carromero (que en Cuba se autocondenó por homicidio involuntario y en su
país exige una investigación internacional sobre lo que considera un crimen de
Estado). Los dos extranjeros fueron aislados y coaccionados por la Seguridad
del Estado. Hay testigos que vieron entrar a estas 4 personas vivas al
hospital, pero las únicas “investigaciones” permitidas son las de la misma
dictadura que en más de una ocasión amenazó de muerte a Oswaldo Payá, y cuya versión valida
el gobierno español. Rosa María, como muchos otros, estamos convencidos que fue
una sombría operación que aún espera, como tantos otros maquinados horrores,
por la respuesta que jamás admitirá el gobierno de los Castro.
Para muchos, Oswaldo Payá era la figura más internacional y prominente de la
disidencia en la isla. Fundador del Proyecto Varela, es hasta hoy el único
hombre que ha conseguido reunir miles de firmas de cubanos (con nombres y
números de identidad) solicitando un plebiscito a la dictadura. Nunca en 54
años nadie llegó tan lejos en un enfrentamiento pacífico al totalitarismo, a
tal punto que obligó a la autocracia isleña a cambiar su Constitución, para
contener el propósito de las firmas ya no solo con manipulaciones y terror de
Estado, sino también con cadenas legisladas para obligar al pueblo a votar por
la ironía de un partido único, hiriendo las elecciones libres que aún reclaman Rosa María y los miembros y seguidores del MCL, y muchos otros opositores, arriesgándose a todo, incluso a la muerte.
No en balde Oswaldo Payá ganó el premio Andrei Sajarov a los Derechos Humanos del Parlamento Europeo en
2002 y fue candidato oficial al Nobel de la Paz en varias ocasiones. La versión
oficialista se desmorona ante la oscuridad de los hechos y los antecedentes,
mientras una respuesta flota en el viento: lo eliminaron porque no iba a pactar
con las falsas reformas que el Estado Cubano vende al mundo y a sus propios
ciudadanos, cimentando el poderío de sus nuevos dirigentes con chequeras
consumistas, engordadas en nombre de ese melodrama hipócrita que llaman
socialismo.
A pesar de violar cotidianamente las más elementales libertades, Cuba
ha logrado entrar una vez más al Consejo de Derechos Humanos de Naciones
Unidas. Rosa María Payá no ha dejado de proyectarse ante este y otros foros
internacionales a denunciar la realidad, solicitar apoyo para impulsar la
democracia y pedir una seria investigación que devele la verdadera razón de la
muerte de su padre y su amigo Harold. También amenazada de muerte por agentes
del régimen, desde hace meses reside en Florida con su madre. Como buena hija y
tenaz discípula, continúa peleando por la realización de un plebiscito que
siente las bases para una auténtica democracia en Cuba. Oponiéndose a la gran
estafa del llamado “cambio cosmético” que hará legalmente ricos a los
dirigentes del Partido Comunista (o cualquier ramificación que se inventen) y
más pobres a los de a pie que se asfixian cada día, y que por suerte poco a
poco pierden el miedo a protestar en las calles. Para muchos es una quimera.
Para ella es su anhelo. Su fe. Otra herencia de su padre.
Gracias a People, la imagen de esta cubana de 24 años (la más joven de
la lista) se repite en noticieros y carteles, diarios y redes sociales junto a
otras latinas mediáticas, poderosas (millonarias incluso), talentosas y
hermosas. Así su mensaje, para millones aún desconocido, podrá servirse de
canales mucho más populosos para seguir intentando romper la venda con que han
tapado los ojos de un pueblo por más de medio siglo. Y también de una parte del
mundo.
Ni triste ni alegre, es Rosa María la que nos observa desde esta
instantánea de Orlando Luis Pardo Lazo, en la barriada de Lawton a pocos meses
de la muerte de su padre. Llama la atención el corroído fondo donde asoma,
entre la realidad y la metáfora, el muro de Cuba. Y sus ojos negros, profundos
y sinceros, a través de los que podemos ver el horror y la esperanza, la
persistencia y la ternura, y que premian con otro matiz esta especie de
almanaque de mujeres exitosas. Extravagancias del destino. Desde allí,
sobreponiéndose otra vez a la invasión de titulares y flashes de pasarela,
siguen mirando fijos, contenidos, a la isla secuestrada.
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Excelente artículo. Conocí y supe mas sobre Rosa María Paya, saliendo de Cuba, cuando vine a vivir a Suiza, y conocí al mismo tiempo Internet, desde entonces no he podido cerrar mas los ojos y velar por mi país. Aprendí mejor quien era su padre, el Proyecto Varela y sobre todo, que Cuba necesita un plebiscito y libertades plenas. En tierra cubana nunca supe qué estaba pasando, qué era y cómo funcionaban las cosas allí. Dejé mi suelo por venir a buscar una mejor vida a este país. Hoy me siento mas que nunca identificada con las ideas de una Cuba diferente y justa, donde todos podamos volver y por pensar diferente no risquemos de un accidente automovilístico no tan accidental. Mi firma en Cuba Decide ya esta!. Mi voz por los cambios y por un plebiscito CONTINÚA.
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