Acabo de disfrutar, otra vez, de un precioso filme, que sigo considerando una pieza magistral: "The Artist", ganadora de 5 premios Oscar en 2012. Les dejo, seguido del trailer oficial, una columna que por entonces publiqué en El Nuevo Herald. Ojala les provoque la curiosidad de verla, o como a mi: el deseo volverla a ver.
“The Artist” (del francés Michel
Hazanavicius) no tiene apuro. Tiene todo el tiempo. Toda la vida. Todo el cine
en una simple historia de amor y hallazgo de lo que realmente somos y deseamos.
Filme impresionantemente detallista, al que algunos le reprochan una historia
muy sencilla. Una de las premisas del director-guionista: contar la esencia de
la vida desde su vital sencillez. Y demostrar que la emoción es lo más
importante del cine. Pues fue la emoción lo que convirtió el invento en
arte.
Los rostros y sonrisas de Jean
Dujardin y Bérénice Bejo delicadamente se roban la atención con gestos y
miradas magistrales, justo las actuaciones que pedía un filme magistral. Y no podré
olvidar el perro, en claro y sublime homenaje al cine silente, donde algunos
animales desbordaron tanto o más carisma y protagonismo que muchos actores. Quizás
los primeros 20 minutos se dilaten y hacia la primera hora la progresión sea
algo densa. Pero jamás se pierde la emotividad, sin demasiados artilugios, con
los más simples recursos del cine y el amor.
Exquisita banda sonora, que más allá
de apropiaciones y versiones, hace que parezca un filme de un siglo atrás.
Incluso piezas musicales completas, casi empatándose unas con otras, marcando conflictos,
apoyando acciones y sentimientos con el in crescendo. El arribo de los
musicales, que siguen cautivando ya sea en historias o concursos de TV. Lucidos
guiños a la historia del cine, pero ojo: el éxito de taquilla revela que funciona
no solo en festivales y elites. En la segunda década del XXI, nace esta
película casi-silente y en blanco y negro. Riesgo enorme. Reto difícil. Galleta
sin mano a productores y empresarios que ante proyectos innovadores se reclinan
exclamando “no es algo que venda o interese mucho”. Cuando trabajaba en la
industria del cine cubano alguien me recordaba: “No hay una fórmula para el
éxito, pero si existe una para el fracaso: intentar hacer algo que complazca a
todos”.
Imagino (aunque sea improbable) el
encanto con que habría sido recibida en los años 20. Los sentimientos no
pertenecen a las épocas. Amor, miedo, egoísmo, orgullo, dolor, frustración,
pena, arrepentimiento. Y habitan por igual el cine mudo, novelas de caballería,
series y blogs de hoy. Algunos dudaran ir a ver una película muda, pues ha
llovido mucho dialogo desde que llego el sonido (que enloquece al personaje y
desata el conflicto). Filme vanguardista. Vieja película actual. Música. Baile.
Risas. Lágrimas. Poema. Opera. Teatro. Declaración de amor. Manifiesto de la
eternidad del cine, mas allá de épocas y tecnologías. No en balde, entre otras películas
exquisitas, fue la del año. Gano el amor al cine. Gano el amor. Si quieren ver
algo diferente, les recomiendo esta de ilusión real. Pero no vayan corriendo.
Esta vida urgente a veces logra desesperarnos sin razón. Y este filme
no tiene apuro. !Que suerte tiene! Elogio esta película
de amor y de cine. ¿O acaso es lo mismo?
LUIS LEONEL LEON: Amor y cine - Opinión – El Nuevo Herald. Viernes 27 de enero del 2012.
1927. Se conocieron por
casualidad. Una mirada se clava en el recuerdo. Después (suele ocurrir) aparece
una pantalla en medio de los dos. El ve unas lindas piernas bailando y le sigue
los pasos. Ella acepta el juego. Cae la pantalla y ambos rostros se sorprenden.
Y comienza una historia de amor y de cine, en la que a pesar de todo son
felices para siempre.
2012. Vivimos a millón. Como los noticieros y las ambulancias. Corriendo de un
lado a otro. Sin pausa o con muy pocas. Dislocados. Desconociéndonos.
Preocupados por impresionar. Llamar la atención. Intentando no pasar
inadvertidos en el postmoderno juego de la seducción, intercambio de mitos y
fantasmas, parodias, promesas, competencia, fracasos, ilusiones. Hasta que un día
como un telón bajamos los parpados para que se abra el aplastante plano general
al que pertenece nuestra pequeña biografía y corran los créditos, que a pocos
importa.
Escritor, periodista y cineasta cubano exiliado en Miami.
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