Los niños cubanos no querrán ir a la universidad mañana. Publicado el lunes 22 de octubre del 2012. EL NUEVO HERALD.
Los niños cubanos no querrán ir a la universidad mañana.
Publicado el lunes 22 de octubre del 2012. EL NUEVO HERALD.
El inefable pasaporte
cubano se corona entre los más codiciados, minuciosamente vigilados y caros del
mundo. Antes no bastaba un pasaporte visado. Las posibilidades de viajar,
emigrar o mantenerse fuera del país y regresar como cubano dependían además de
permisos de salidas y entradas, cartas de invitación y una oscura lista de
abusivos mecanismos. Ya no habrá tanto burocratismo. El gobierno otorgará un
solo permiso de salida, definitivo o renovable: el pasaporte. Síntesis
maquiavélica. Válvula de escape que beneficiará tanto al gobierno en asfixiante
crisis, próximamente sin el fantasma de la barba, que a los cubanos que
obtengan visas para escapar liberados. Muchos intentarán salir al mundo entero.
A donde puedan. Incluso podrán hacerse ciudadanos venezolanos a cambio del
apoyo incondicional al chavismo. Arma utilizada en los últimos comicios.
Según la gaceta oficial,
“cubanos residentes en el territorio nacional no pueden obtener pasaporte
corriente mientras se encuentren comprendidos en alguno de los supuestos
siguientes: d) Cuando razones de Defensa y Seguridad Nacional así lo aconsejen.
e) Tener obligaciones con el Estado cubano o responsabilidad civil, siempre que
hayan sido dispuestas expresamente por las autoridades correspondientes. f)
Carecer de la autorización establecida, en virtud de las normas dirigidas a
preservar la fuerza de trabajo calificada para el desarrollo económico, social
y científico-técnico del país, así como para la seguridad y protección de la
información oficial. h) Cuando por otras razones de interés público, lo
determinen las autoridades facultadas”.
La misma mordaza que impide
a los cubanos salir y entrar libremente a su patria sin tener que pedir
permiso. Siguen en pie de guerra los mandatos y penalidades que hacen del
régimen una perfecta dictadura. El estalinismo del siglo XXI. Raúl Castro
disfrazado de reformista, rodeado del corrupto grupo soberanamente armado que
controla y decide el destino del país. No habrá libertades de expresión,
mercado, movimiento. No tendremos el próximo año elecciones libres, espacio
para al menos un partido contrario, una opción diferente. La lágrima sigue
congelada en el rostro de la isla, constitucionalmente encadenada. Solo le han
retocado el maquillaje y reacomodado algunos eslabones.
Pantanoso panorama que
recuerda como a partir de los 90, con la caída del campo socialista, no pocos
jóvenes abandonaron el sueño de convertirse en doctores, ingenieros,
profesionales en general. Estudiar gastronomía, turismo o comercio, no sería
aprender oficios siempre necesarios para la sociedad. Eran salvación, solución
urgente a los problemas, sobrevida. Fue triste sentir que este multitudinario
camino no fue convicción felizmente asumida, anhelo, elección en el amplio
diapasón de los talentos y la vida. Desde entonces mermó notablemente el deseo
de graduarse (el diploma es lo importante, no el conocimiento) de carreras en
las que el futuro no vislumbrara más satisfacción que un mazo de dólares,
conseguido a base de trampas o propinas.
Este decadente espíritu
generado por la pobreza, la falta de fe y el olvido de los valores que hacen
crecer a un país, ocasionó un descalabro sin par en la historia de la educación
cubana. Lacerada además por el éxodo de maestros. De ahí la penosa formación de
las últimas generaciones. Y para rematar, las recientes reglas migratorias
harán que no pocos padres aconsejen a sus hijos: “Si quieres un día poder
viajar no vayas a la universidad, estudia otra cosa”. No será ya necesario
sacar tan buenas notas y habrá menos interesados en estudios superiores. Lo
práctico será pasar de grado, terminar la enseñanza media e inventarse algo
para subsistir. Y hacer las maletas si se puede.
Los nuevos comunistas
caribeños ya no usarán de banderín la educación. Su prioridad es perpetuarse en
el poder a como dé lugar. Aumentar las arcas. Reempacar la represión, conservar
miedos y odios, disfrazar viejas mentiras de falsas reformas. Pulir el sistema.
Darle un nuevo barniz. El puñal sigue clavado en el corazón de una nación
perdida que urge reconstruir. Cuando Cuba respire democracia, tan honda y
difícil será la herida, que tardará décadas en sanar. Otra pena que azota a la
isla, mucho más fuerte que los ciclones.
Escritor y cineasta cubano
exiliado.
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Es una realidad muy dura que marcara al pueblo cubano durante futuras generaciones y que no podra ser eliminada con transiciones, cambios, ni inversiones monetarias.
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